martes, 17 de marzo de 2009



La vida está hecha para los valientes, pero esa valentía no la puedes sacar a flote si quieres seguir siendo aceptado por los demás encadenados. La vida no es significado, la vida es deseo, deseo de ser libre y quitarte la soga que te oprime. En la vida todo vale, pero ese acuerdo imaginario del que te quieren hacer partícipe no es más que una advertencia que te invita a no tomar esas palabras al pie de la letra. No vale todo, ni mucho menos. Es más, sólo se te permite a aspirar al espacio máximo que haya entre tu cadena y tú. Esa cadena que te amarra a la vida es más extensa en unos que en otros, pero al fin y al cabo la advertencia que lleva escrita es la misma: sigue el camino que ya tienes trazado. Por el que ya han pasado cientos de personas antes. Por el que tan sólo serás uno más. Sí… Sigue por ahí. Verás las marcas en el suelo de aquellos que perecieron antes que tú. Y ni se te ocurra desviarte del camino. Sé como todos. Como se te ocurra ser diferente…… ¡verás! ¿Y en que punto aparece aquí la libertad? En ninguno. Porque es gradual. Por no decir que se trata de un suspiro de una sensación que todos deseamos pero que jamás llegaremos a tener.

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